Jose recibe a maría
“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”.
Mateo 1:18-20
Al leer este pasaje podemos encontrarnos con algunos pequeños problemas de interpretación que hacen necesarios el conocimiento de la cultura judía para tener más claro lo que el evangelista está relatando. Podemos ver que aparece el término desposado, algo desconocido para nuestra mente occidental. Además, se nos dice que José y María no vivían juntos y aun así se le llama a José su marido y éste estaba pensando en divorciarse de ella, aun cuando no estaban unidos en matrimonio.
¿Cómo interpretar todo esto? Bueno para ello es importante conocer más acerca de sus tradiciones y cultura. Para los judíos, el matrimonio incluía tres etapas importantes: Estaba el compromiso. Este se realizaba generalmente cuando la pareja eran niños y cuando ni siquiera se conocían. Prácticamente era un trato entre sus padres ya que los judíos creían que el matrimonio era una decisión demasiada importante como para dejársela en manos de jóvenes inexpertos. En esta etapa el compromiso se podía todavía romper por cualquiera de las dos partes sin mayores complicaciones.
El segundo paso era el desposorio. A esto se le podía considerar la confirmación del compromiso previamente establecido por la pareja, y una vez adquirido se consideraban marido y mujer, aunque todavía no podían vivir juntos. Después de la ceremonia del desposorio, cada uno de los desposados se retiraba a su casa a vivir separadamente esperando el siguiente paso que los uniría en matrimonio. El desposorio duraba alrededor de un año y una vez adquirido no se podían romper a no ser por carta de divorcio, y esta es la etapa que María y José estaban viviendo.
Finalmente, la tercera etapa era el matrimonio, el cual no era más que la consumación de todos sus votos y les daba la facultad de vivir juntos y gozar del privilegio de los casados. Por tanto, podemos comprender mejor el desarrollo de los acontecimientos si comprendemos mejor sus aspectos culturales. Fue en la etapa del año del desposorio que la Biblia dice que se halló que había concebido del Espíritu Santo, y la frase antes que se juntasen indica sin duda que María era virgen, por cuanto no habían llegado a la etapa del matrimonio.
Definitivamente el enterarse que María estaba embarazada debió haber sido un duro golpe para José. Cualquier judío hubiese procedido con el divorcio en tales circunstancias: “Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa”, (Deuteronomio 24:1), pero José por su calidad de justo no quiso difamarla ya que eso posiblemente hubiese significado la muerte para ella, ya que ese pecado se pagaba con la muerte y por tanto quiso dejarla secretamente.
Existen algunos que creen que José si sabía que la concepción de María era por obra del Espíritu Santo basado en las palabras que se encuentran en el versículo 18: se halló que había concebido del Espíritu Santo, y no queriendo ser un obstáculo para la obra divina quiso apartarse.
Cualquiera que fuera el caso, José demostró su carácter justo al apartarse de ella sin difamarla y cargar con la culpa ya que al huir todos pensarían que él era el que la había deshonrado. Pensando en esto estaba José cuando: “un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”.
Curiosamente estos versículos contradicen la genealogía de los versículos anteriores al mostrarnos que José no era el padre biológico de Jesús, sin embargo, todo era necesario. Mientras que los versículos del 1-17 establecen a Jesús como hijo legal de José para confirmar su derecho al trono por ser descendiente de David; y los versículos 18-25 niegan que José fuese el padre biológico para establecerlo como el verdadero Hijo de Dios.
A partir de aquí vemos cómo el Espíritu Santo estuvo involucrado en la vida de Jesús desde el principio de su nacimiento.
La obra del espiritu santo
“… porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”.
Mateo 1:20 b
Este pasaje nos habla acerca del nacimiento virginal de Jesús, sin embargo, hay un detalle importante que quiere resaltar: El nacimiento de Jesús a través de la obra Espíritu Santo: “… porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Podemos observar cómo desde su nacimiento el Espíritu Santo estaba obrando detrás de la vida de nuestro Señor Jesús ya que Jesús no podía provenir del resultado de una relación sexual entre un hombre y una mujer, porque de haber sido así hubiese nacido contaminado por el pecado, tal y como nace todo hombre y mujer en la actualidad.
Fue por ello que el Espíritu Santo obro el milagro para que Jesús fuera concebido en el vientre de María ya que tenía que nacer sin pecado, también más adelante, a lo largo de todo su ministerio vemos como el Espíritu Santo respaldaba a Jesús mientras estuvo en esta tierra, aferrándose a su ayuda al no depender de su propia divinidad. Veamos algunos versículos que nos confirman esto:
“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto”.
Lucas 4:1
“Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor”.
Lucas 4:14
“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”.
Lucas 4:17-18
El nacimiento milagroso de nuestro Señor Jesús también nos sugiere una nueva creación la cual también estaba relacionada con la misión de Jesús en esta tierra. Por un lado, sabemos que el Espíritu de Dios estuvo presente durante la creación de este mundo: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”, (Génesis 1:2); sin embargo, fue por causa del pecado que la perfección de la creación original se perdió.
Ahora aquí en Mateo vemos al Espíritu Santo interviniendo en una nueva creación, la concepción milagrosa de María que permitió la encarnación del Hijo de Dios el cual trajo la redención del pecado y dio paso a otra nueva creación, la que nosotros llamamos nuevo nacimiento que Juan menciona en su evangelio: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”, (Juan 1:12-13).
Es gracias al Espíritu Santo que todos aquellos que creen en Jesús nacen de nuevo al otorgándoseles una nueva naturaleza que los capacita para vivir libres del pecado, por ello Pablo nos dice: “De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”, (2 Corintios 5:17). Aquí se nos dice que los que están en Cristo es nueva criatura, pero esta palabra que la RV60 traduce como criatura es la palabra griega ktísis (κτίσις), pero una mejor traducción sería creación, y de allí que la NVI traduce este versículo de una mejor manera: “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!”, (2 Corintios 5:17, NVI). Por lo cual se nos dice que Cristo produce en nosotros una nueva creación, lo cual tuvo su origen en el Espíritu Santo.
Su nombre
Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer”.
Mateo 1:21-24
El nombre de Jesús significa “El Señor es Salvador” y proviene del griego Iesoús (Ἰησοῦς) cuyo equivalente en hebreo es Yejoshúa (יְהוֹשׁוּעַ ) que se traduce en el Antiguo Testamento como Josué. A pesar de ser un nombre común entre los judíos (Lucas 3:29 y Colosenses 4:11), el nombre expresa la obra de Jesús en la tierra: salvar y liberar. Esto lo confirma el ángel al decir: “porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. El hecho de que José fuera quien le pusiera el nombre al niño es significativo, porque cuando el padre le ponía el nombre al niño significaba que estaba reclamando al niño como miembro de su familia. Esto le dio al Señor Jesús los derechos legales al linaje de David.
La declaración: “…esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta.” aparecen otras once veces más en Mateo (2:15, 23; 3:15; 4:14; 5:17; 8:17; 12:17; 13:14, 35; 21:4; 27:9), y es con el fin de demostrarles a sus lectores que los acontecimientos en la vida de Jesús están en armonía con las profecías del Antiguo Testamento concernientes al Mesías y que ahora se están cumpliendo por lo que constituye un fuerte testimonio a favor del origen divino de Jesús testificado en las Escrituras, y de la precisión de Mateo en los detalles más minuciosos.
Ahora, esta profecía presentada en el versículo 23 es una cita de Isaías donde el profeta consuela al rey Acaz de Judá:
“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”.
Isaías 7:14
Para esta época donde se dio esta profecía, una coalición de dos reyes, el rey Rezín de Siria y el Rey Peka de Israel, se oponían a Acaz. Isaías le dice que no tema porque los planes de sus enemigos no prosperarán. Como una señal a Acaz, un hijo nacería de una mujer y antes de que ese niño alcanzara la edad en que pudiera discernir el bien y el mal, los dos reyes ya no serían amenaza para el reino. Ahora, La palabra que en Isaías se traduce virgen proviene del hebreo alma (‛almâh, עַלְמָה) un sustantivo femenino que significa doncella o muchacha joven (entre 12 y los 19 años, lo que nos puede indicar la edad que María tenía al casarse lo cual no era raro en su tiempo, ya que en tiempos antiguos era un riesgo que una joven permaneciera demasiado tiempo soltera por la ocupación romana y el trato de esclavos), por ello la NVI traduce el pasaje: “Por eso, el Señor mismo les dará una señal:
La joven concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel”. Sin embargo, en Mateo 1:23 la palabra virgen se traduce del griego parzénos (παρθένος) misma palabra que aparece en la Septuaginta y se refiere a una doncella que aún no ha tenido relaciones sexuales y por ende que aún no se ha casado, aclarando su virginidad y dejando claro el nacimiento virginal de Jesús. Su nacimiento fue sobrenatural y María concibió por obra del Espíritu Santo y no como consecuencia de una relación sexual tal y como lo detalla Lucas:
“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios”.
Lucas 1:30,34-35
El nacimiento virginal de Jesús lo declara como inmaculado, es decir, sin pecado concebido, de lo contrario hubiera nacido contaminado por el pecado de sus descendientes ya que José provenía de una raza caída por el pecado como toda la humanidad.
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”.
Romanos 5:12
Finalmente, Jesús es Emanuel, nombre que se traduce del griego Emmanouel, (Ἐμμανουήλ), que significa Dios con nosotros. En Jesús, Dios viene a los seres humanos y vive en su mundo, en vez de que ellos tengan que intentar la imposibilidad de venir a Él, (El Dios vivo encarnado para sentir y experimentar sus propias debilidades). Jesús no saca al hombre de la confusión y del dolor de la vida diaria, sino que camina con él en medio de esas circunstancias. La salvación no es un escape del mundo, sino el compromiso de Dios con las personas. Allí es donde está Jesús, como su nombre lo indica, y es donde las personas recibirán poder. Al despertar del sueño José hizo como el ángel del Señor le había mandado.
El nacimiento mas importante del mundo
Después de haber considerado todos esto podemos ver que no hay un nacimiento más importante en todo el mundo que el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, y aunque es difícil establecer una fecha precisa de su nacimiento, lo más relevante es el hecho de que realmente el Salvador del mundo nació y fue concebido en el vientre de una mujer virgen por obra del Espíritu Santo, así Dios se encarnó en la persona de Jesús y habito entre los hombres, realizando grandes obras que están registradas en los 4 evangelios, este murió y fue sepultado, pero al tercer día resucito de entre los muertos y hoy en día podemos ser salvos por medio de la fe gracias a su sacrificio expiatorio en la cruz del Calvario, y en esto consisten la nuevas buenas de gran gozo.
Vídeos de Mateo 1:18-25
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