Versiculos

Efesios 6:10

La armadura de Dios
Los creyentes vivimos en una constante guerra declarada en contra del reino de las tinieblas, es una guerra sin cuartel, nuestro enemigo no sabe de códigos de honor, ni está interesado en acuerdos de paz, su mente está plagada de muerte y destrucción nada más. Pero para nuestra dicha, el Dios Invencible esta de nuestro lado, y nos ha provisto de poderosas armas espirituales para la defensa y el ataque. Busquemos en la escritura los elementos de este formidable arsenal, aprendamos su uso y marchemos con valor al campo de batalla, para presenciar la descomunal victoria de El León de la Tribu Judá

Efesios 6:10-20

La armadura de Dios

10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.

11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.

12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,

15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;

18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;

19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,

20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.

Explicación de efesios 6:10-20

10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.

(v10) Al enfrentar ataques espirituales, no debemos olvidar que la fortaleza necesaria para afrontarlos viene únicamente del Señor, no vamos a luchar en nuestras propias y débiles fuerzas humanas, que ningún daño puede hacer al mundo espiritual (Salmo 59:9). Además recordemos que de nuestra parte está el Dios Todopoderoso, que creó el cielo y la tierra con el poder de su palabra, ningún espíritu inmundo puede resistir al poder de su palabra (Mateo 8:16).

11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.

(v11) Ciertamente el diablo asecha a los hijos de Dios, y no juega a ser diablo, está claro en su retorcida mente que jamás podrá enfrentarse al Señor Dios Todopoderoso, por lo tanto busca dañar a aquellos que más ama, a sus hijos. No hay ninguna pisca de honor y sensibilidad en él, solo busca hurtar, matar y destruir (Juan 10:10). Sabe que esta vencido, Nuestro Señor Jesucristo lo venció en la cruz del calvario y ha dotado a los cristianos con poderosas armas espirituales para resistir y atacar (Santiago 4:7).

12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

(v12) Estas armas son comparadas por el Apóstol Pablo con los elementos de las armaduras romanas del primer siglo, a manera de recurso didáctico para facilitarnos su comprensión, pero su poder trasciende por mucho al de aquellas piezas de cuero y hierro que portaban los soldados de la época. Son armas dispuestas para equiparnos para la guerra espiritual, efectivas para mostrar el poder de Nuestro Señor Jesucristo sobre el mundo espiritual (2 Corintios 10:4).

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13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

(v13) Cada elemento de la armadura del cristiano, juega un papel relevante al enfrentarse a la guerra espiritual, debemos asegurarnos de presentarnos al campo de batalla plenamente equipados. Nos indica claramente el texto que habrá confrontación, son armas pensadas para la defensa y el ataque (2 Corintios 6:7 NVI), habrán días malos en los que vamos a pelear, pero la magnífica palabra también nos señala que acabarán, puesto que Satanás no puede resistir y tiene que huir, por lo que nuestro Señor nos manda que debemos mantenernos firmes (1 Corintios 16:13).
Estudiemos uno a uno los elementos de esta armadura.

14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,

(v14) El cinturón de la verdad. La versión RVR de la Biblia dice: “ceñidos vuestros lomos con la verdad”, mientras que la versión NVI de la Biblia dice: “ceñidos con el cinturón de la verdad”. El cinturón era usado por los soldados romanos para ceñir su túnica y colgar sus armas de filo, como la espada. Podemos aprender de esta ilustración que la verdad del evangelio debe mantenernos firmes, buen ceñidos, preparados para enfrentar las adversidades provocadas por el enemigo de nuestras almas.

El cinturón militar romano estaba confeccionado en cuero y adornado con protecciones inguinales decoradas con distintos tipos de hebillas, plaquitas metálicas y tachones, normalmente de bronce o hierro, a veces dorados. Era una prenda llamativa y los soldados lo usaban con orgullo también en horas de licencia o fuera de servicio. También podemos aprender de esta ilustración que la verdad del evangelio es tan llamativa que deberíamos exhibirla tanto en tiempo de guerra como en tiempo de paz.

La coraza de justicia. La coraza es una pieza metálica sólida y resistente que protege órganos vitales, como el corazón. El corazón es símbolo de nuestras emociones y Satanás constantemente busca poner en nuestro corazón emociones que nos desanimen a continuar con la vida cristiana. Emociones como el temor de no haber “hecho suficiente” para ser salvos. No podemos ser salvos mediante nuestras obras (Efesios 2:9). Lo único que puede justificar nuestra pecado en la fe en el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo en la cruz del calvario (Romanos 5:1).

15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

(v15) La disposición de proclamar el evangelio. Nuestra ilustración sobre las armas espirituales del cristiano, comparan la disposición de proclamar el evangelio con el calzado usado por los soldados romanos. Es relevante notar que para predicar el evangelio debemos ir donde están las personas que necesitan escuchar el mensaje. Es un llamado directo hacia la iglesia para movilizarse en el evangelismo.

Los creyentes deberíamos marchar con regularidad para proclamar el evangelio a aquellos que aún no conocen a Cristo como su Salvador.

Vale la pena recordar que ganar almas es un ataque directo contra el infierno. Hay fiesta en los cielos cuando un pecador se arrepiente (Lucas 15:10), es un alma que ha sido rescata del fuego del infierno (Juan 3:18), por lo que ganar almas es parte integral de cualquier estrategia ofensiva en contra del reino de las tinieblas, nos vincula directamente con la visión de Dios, puesto que él no quiere que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9).

16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

(v16) El escudo de la fe. El escudo era la principal arma defensiva del soldado romano, y el apóstol Pablo aclara que el maligno nos ataca lanzando dardos de fuego, sin embargo no siempre son dardos, pueden ser flechas, balas, cañonazos, lo que tenga que lanzar para destruirnos. Satanás no juega a ser diablo, va a atacarnos sin misericordia con todo lo que tenga para destruirnos. Nuestra fe nos defiende de esos ataques, así que necesitamos que nuestra fe crezca para enfrentar todo lo que mande (1 Juan 5:4).

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Jesús nos explico que en el mundo tendremos aflicción, habrá ataques siempre, son parte de la viva cristiana, así que también nos ofrece una palabra de ánimo: “confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Es una declaración poderosa que debe recordarnos que por recia que pueda ser la batalla, podemos clamar para que nuestra fe no falte (Lucas 22:31-32). Nuestro enemigo ya ha sido vencido, y la victoria está garantizada, por medio del poder del Rey de Reyes y Señor de Señores (Apocalipsis 17:14).

17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;

(v17) El yelmo de la salvación. El yelmo es la parte de la armadura que cubre y protege la cabeza y el rostro; generalmente se compone de un casco con una visera movible. La cabeza aloja a un importante órgano para los seres humanos, el cerebro, que controla diferentes funciones vitales, además servir como soporte biológico para la mente. Es por medio de la mente que podemos “creer” y ser salvos (Hechos 16:31), por lo que constituye otra frente de batalla espiritual.

Satanás ataca nuestra mente con pensamientos de duda, ¿será Jesús suficiente para ser salvo? ¿habrá otro camino hacia Dios? ¿Seré realmente salvo? Por lo tanto, la salvación, tal y como lo enseña la escritura, debe servir de defensa para nuestra mente, somos salvos por medio de Jesús y nadie más puede ofrecernos la salvación (Hechos 4:12). Así podemos derribar cualquier argumento que se levante en contra del conocimiento de Dios, y llevar cautivo a la obediencia de Cristo, todos nuestros pensamientos (2 Corintios 10:5).

La espada del Espíritu. La espada constituye la principal arma defensiva del soldado romano, y un signo característico de la infantería, la rama militar más preciada en el mundo antiguo. Así para el creyente la palabra de Dios es su principal arma ofensiva, recuerde que su sola palabra fue suficiente para crear los cielos y la tierra (Génesis 1). En su palabra hay poder (1 Corintios 1:18), para sanar enfermos, echar fuera demonios y transformar a los hombres en nuevas criaturas.

Cuando Satanás tentaba a Jesús en el desierto, cada ataque fue repelido por las poderosas declaraciones de la palabra de Dios (Mateo 4:1-11). Para hacer uso de esta arma debemos mantenerla afilada, dedicándonos regularmente a memorizar y estudiar la escritura, para utilizarla correctamente en momento preciso (2 Timoteo 2:15), es una de las disciplinas espirituales importantes para todo creyente.

18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,
20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.

(v18-20) Manteniendo la comunicación con el centro de mando.

Para cualquier operación militar las comunicaciones son imprescindibles, debido a que es un medio para enviar y recibir las órdenes que dirigen al personal en terreno. Quizá en la época del apóstol Pablo no había un elemento de la armadura de los soldados romanos, con el que pudiera comparar a la oración, pero su poder como arma espiritual es invaluable, por lo que no está fuera de este importante listado de equipamiento para la guerra espiritual.

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La oración no está limitada por barreras físicas o geográficas, y cuando es efectuada con fe tiene mucho poder (Santiago 5:16). Clamamos en oración por una gran variedad de situaciones como provisión, protección, sanidad, sabiduría, etc. Incluso el apóstol pide que oren por él para que cuando comparta el evangelio, lo haga con gran valor, y de una manera comprensible para sus oyentes, a pesar de las diferentes dificultades que debe enfrentar, por ejemplo estar encarcelado.

Reflexión:

Los cristianos debemos colocarnos toda la armadura de Dios todos los días, pues como dice la Escritura, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes(v.13), pues no podemos desconocer que vivimos tiempos difíciles, donde algunos en la iglesia juega con el mundo en ir y venir en lo santo, así como dice en mateo 24:12 “y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”, y este es nuestro gran reto mantener la fe en nuestra esperanza que esta en Cristo Jesús, nuestro Salvador.

Al parecer pablo escribió esta carta viendo la vestimenta de los soldados romanos en su tiempo, pues estaba en prisión en Roma, y este vestido estaba formado por un cinturón, coraza, zapatos, escudo, casco, y la espada, todos estos elementos hacen parte integral del soldado para poder luchar contra el enemigo, y de esa misma forma debemos vestirnos con la ayuda de Dios, al levantarnos en la mañana y en nuestros momentos de tentación debemos obtener la victoria para alabanza y gloria de su santo nombre. Dice en el v.

14 “ceñidos vuestros lomos con la verdad”, la verdad esta en Cristo Jesús, pues Jesús dijo en Juan 14:6 “Yo soy, el camino, la verdad, y la vida”; la coraza de Justicia(v.14), la justicia esta Cristo en Jesús como dice en efesios 1:11 “llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios”, de igual forma debemos colocarnos el calzado en los pies para predicar, como está escrito en Romanos 10:15 “¡Cuán hermoso son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!”, después tomad el escudo de la fe para protegernos de los dardos de fuego del maligno(v.16).

que quiere decir que siempre creamos en Dios, no importa por las dificultades que afrontemos, y no que vivamos obedeciendo al príncipe de este mundo, con los deseos de los ojos, los deseos de la carne, y la vanagloria de la vida(1 Juan 2:15), también tomad el yelmo ó casco de la salvación el cual nos hace reconciliarnos con Dios y protege nuestros pensamientos. Después de reflexionar sobre las cinco armas defensivas, tenemos la ultima arma ofensiva que es la palabra de Dios que es la espada del Espíritu(v.17).

así como Jesús fue tentado en el desierto(Mateo 4:1-11) y su arma fue la palabra escrita de Dios, así debemos responder al diablo cuando vengan pensamiento en contra de nuestra situación y prueba que afrontemos mientras vivamos en esta tierra. Hay que observar algo muy importante que se menciona en el v. 18, la oración y suplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos, hace que podamos seguir con nuestra gran misión de predicar el evangelio a los que se encuentran ciegos a la verdad de la buena nueva de salvación que obtenemos por creer en Jesucristo el Hijo del Dios vivo.

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