Versiculos

Cantare 8:6-7

Como un sello
«Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte como la muerte es el amor, duros como el Seol los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían»

Cantares 8:6–7

La esposa

6 «Ponme como un selloa sobre tu corazón,

Como un sello sobre tu brazo,

Porque fuerte como la muerte es el amor,

Inexorables como el Seol1;

los celosb; Sus destellos, son destellos de fuego,

La llama misma del Señor.

7 Las muchas aguas no podrán extinguir el amor,

Ni los ríos lo apagarán.

Si el hombre diera todos los bienes de su casa por amor,

Solo lograría desprecio

Explicación de cantares 8:6-7

PONME:

No dice "Me voy a poner". Aunque suene a un imperativo, la palabra PONME, es una exhortación a darle a Dios y a Su trono, el lugar que le pertenece en la raza humana: NUESTROS CORAZONES. El sello y la marca van mucho más allá que un tatuaje en el pecho o en el brazo (quiero que entendás, que Dios ve nuestros corazones y conoce lo que está detrás de cada una de nuestras acciones); el hecho de tatuarme el nombre de Dios en hebreo, arameo o griego no es garantía genuina de una vida consagrada a Dios.

Pero poner a Dios como una marca en nosotros sí implica, anclar a Dios en todas nuestras meditaciones, de forma tal que cuando actuemos, Su amor se manifieste por medio de sabias y santas decisiones. ¿Es Dios el centro de tu corazón? ¿Está la voluntad de Dios rigiendo la tuya? ¿La sabiduría que viene de la lectura de la palabra de Dios está arraigada profundamente en cada una de tus venas?

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FUERTE ES COMO LA MUERTE:

Y aún fue más fuerte Su amor, pues la muerte no lo retuvo. Por amor, el Padre envió al Hijo. el Hijo sufrió MUCHO en lugar de nosotros,el HIJO nos mando OTRO CONSOLADOR.  nunca nos abandona, por amor guarda silencio, por amor nos forma (incluso por medio de luchas, angustias y enfrentamientos), por que Su amor es fuerte no nos deja hacer lo que se nos plazca. Por Su amor ha permitido que todo en nuestras vidas haya pasado de forma en que pasó, porque sabe que era la mejor forma de que aprendiéramos. Es Su fuerte amor lo que le ata a criaturas tan decepcionantes, imperfectas y malagradecidas como a nosotros. ¿Es nuestro amor por Él inquebrantable, incondicional y perfecto? ¿Cómo Le mostramos nuestro amor? ¿Obedecemos fielmente a todo? ¿O nuestro amor, igual que nosotros, es inconstante (en teoria y práctica)?

MENOSPRECIARÍAN:

¿Qué le podés dar vos a Dios para que te ame más? ¿Qué podés hacer vos para que Dios aumente su amor por vos? NADA. Nosotros ni tenemos nada (pues todo es de Dios y el hombre es solo su administrador) ni podemos ofrecerle nada que Él mismo no nos haya dado primero. ¿Estás tratando de ganarte a Dios siendo bueno y obedeciendo o estás obedeciendo y sirviendo como una respuesta grata ante la maravillosa manifestación de Su inmenso amor?

DUROS COMO EL SEOL LOS CELOS:

Y vaya que Dios es un Dios celoso... Dios no compite con nadie ni con nada... Él es es supremo en todo. Entonces, tené cuidado con lo que haces para no provocar celos en Dios. Él no tiene rival(es).

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El único amor que sobrepasa a los demás

No obstante, la Biblia nos habla de un amor que sobrepasa a todos los demás, y este es el amor de Dios el cual es superior ya que posee características que los demás no tienen, y en griego se le conoce con el nombre de ágape. Veamos sus características.

1. El amor de Dios se demuestra a través de entregarnos lo más preciosos que tenía para nuestra salvación, la muerte de su Hijo amado: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”, (Juan 3:16).

2. El amor de Dios ofrece completa seguridad: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”, (Romanos 8:38-39).

3. El amor de Dios jamás nos falla: “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti”, (Isaías 49:15).

4. El amor de Dios no se gana por méritos humanos, sino en su gran misericordia Él decide amarnos: “No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto”, (Deuteronomio 7:7-8).

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5. Finalmente, todo esto nos enseña que el amor de Dios consiste en la decisión que él ha tomado de amarnos, no en que nosotros le hayamos amado antes, sino que Él lo hizo primero: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”, (1 Juan 4:10)

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