Marcos 10:13-16
Jesús y los niños
13 Empezaron a llevarle niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban. 14 Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. 15 Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño de ninguna manera entrará en él». 16 Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos.
Explicacion de marcos 10:13-16
Los que son como niños
Esa es la primera respuesta o primera enseñanza de hoy. De los que son como niños. Con esto no quiero decir que la salvación es para aquellas personas que actúan infantilmente, que hacen pataletas como niños chiquitos, o que pelean por cualquier juguete con sus hermanos o amigos. No, a eso no se refiere el texto. Pero podemos encontrar en los versos 13 y 14 de Marcos 10, que lo ocurrido con estos niños, es precisamente lo ocurrido con aquellos a quienes viene el reino de Dios. ¿Qué pasó con estos pequeñitos, con estos infantes?. Ellos fueron:
Traídos a Cristo
No eran los pequeñitos que espontáneamente declaraban “Quiero venir a Jesús para que me bendiga”, o “he decidido venir a Cristo”, o “reconozco que necesito salvación”. No, nada de eso. Fueron sus padres u otros adultos, los que trajeron a estos niños a la presencia del salvador esperando que pusiese sus manos sobre ellos y los bendijera, pues de la bendición de Jesús dependería la vida de estos niños desde entonces y en lo porvenir.
¿Recuerdan ustedes cuando Jacob bendijo a sus hijos antes de morir (Gen. 49)? , habló acerca del futuro de ellos. Recuerdan cuando Isaac bendijo a Jacob pensando primero que era Esaú, y aun cuando luego supo que era Jacob, la bendición proferida se mantuvo, pues realmente era la bendición de Dios prometida a Isaac la que seguiría en su hijo. El mayor bendiciendo a uno menor.
Y el más grande estaba acá bendiciendo a los niños. La gente traía sus pequeñitos a Cristo, quien tenía el poder de sanar enfermos, echar fuera demonios, restaurar personas afligidas y destruidas por el pecado, el mismo que tenía poder de bendecir a los pequeñitos de modo que siempre sean guardados por el Señor. Esos pequeñitos fueron traídos a Cristo, pues aunque no observamos que pudieran expresar su fe, la fe de sus padres o parientes fue manifestada en esta acción que no es desechada por Cristo.
Estos pequeñitos fueron traídos a Cristo, así como es traído a la fe, todo aquel que es llamado y escogido por Dios para salvación. Muy seguramente al pasar el tiempo, estos niños al crecer escucharían que desde su tierna infancia, habían sido tomados en los brazos del Señor Jesús y habían recibido directamente su bendición. ¿Cuál sería su actitud entonces frente a ese hecho maravilloso que demostraba la aceptación de Cristo?, pues aún como infantes, fueron
Amados por Cristo
Las mujeres y los niños, hacían parte de los marginados en la cultura en la cual vivió el pueblo del Señor en ese entonces, pero a ellos Cristo manifestó su grande y tierno amor. Los discípulos tal vez pensaron que había cosas tan importantes para el Maestro, o que era necesario espacio para descansar, y venir con niños ante el Señor sería una distracción o un estorbo, y no veían con buenos ojos a quienes traían a los niños, y por eso reprendían a las personas que traían sus pequeñitos al Señor,
pero Jesús se da cuenta de ello, e indignado por tal actitud, reprende a sus discípulos solemnemente, y ejecuta una acción que queda grabada para siempre en la memoria y el corazón de cada uno de ellos, de tal forma que hace parte del relato de las buenas nuevas consignado en Mateo, Marcos y Lucas. Jesús demuestra que para él los niños son importantes, y también necesitan su bendición. Pedro más adelante escuchará la instrucción de apacentar los corderos del rebaño de Cristo (Jn. 21:15).
Estos corderitos también son objeto del cuidado de su buen pastor, son parte del rebaño, aunque sean muy pequeños. Así son vistos por Cristo, y son objetos de su tierno amor. Y como ellos, son todos los que entran al reino de Dios, aquellos que son objetos del tierno amor de Dios que los ve como parte de los suyos, y da provisión para su salvación, y no permite que se les impida entrar en su reino. Estos pequeñitos fueron
Escogidos por Cristo
Jesús decía acerca de ellos, “porque de los tales es el reino de Dios”. No pongan tropiezo a los niños, como antes habíamos estudiado, no impidan en modo alguno que los niños estén en la presencia del Señor Jesús, no impidan que su fe sea estorbada, no impidan que conozcan el tierno amor de Cristo, porque de ellos es el reino de Dios. Es triste ver por ejemplo que el Estado en muchos países pretenda imponer a los niños toda suerte de creencias ajenas a Cristo, ajenas a la fe de sus padres, por medio de la “educación”, y de los antivalores que tanto se promulgan y promueven hoy en día.
Cuidado hermanos con la educación de sus hijos, no es al estado a quien usted dará cuentas por la eternidad, sino a Dios, por la instrucción de sus hijos en el reino de Dios. Y es menos triste, ver que en ocasiones en la iglesia, no se reconoce a los niños como parte integral de ella y se dejan en un segundo plano, algunos buscan un “lugar” especial para ellos pero finalmente son alejados de sus padres y de la fe de sus padres, y vemos niños que crecen sin relacionarse con los adultos, sin poder entablar una conversación con sus hermanos mayores, sin poder adorar juntos al mismo Dios que los ha escogido.
Jesús demuestra que “los niños no son paganitos”, como bien dice un comentarista, sino que son parte integral de la iglesia, miembros del cuerpo de Cristo, parte de aquellos que fueron escogidos por Cristo desde antes de la fundación del mundo. De los tales es el reino de Dios, ¿qué significa esto?, vamos a nuestro segundo punto.
Reflexión
Los niños tienen una manera especial de captar lo religioso. Incluso nos sorprende ver con qué fervor rezan o se detienen ante una imagen de la Virgen. Es porque tienen un espíritu sencillo.
Es responsabilidad de los padres el cultivar los aspectos religiosos en los niños, igual que se les enseña a hablar o a leer. Captan muy bien lo que hacen los mayores, y si les ven rezando, yendo a Misa o explicándoles algún detalle de nuestra fe, lo asimilan con gran facilidad. Hay que aprovecharlo y no esperar a que sean adultos, porque el racionalismo propio de esa edad les impedirá acercarse a la fe.
Es fundamental la labor de los padres. Son ellos los primeros educadores. No pueden dejar esa función al colegio, ni siquiera a la catequesis de la parroquia, porque la familia es la primera escuela de la fe. ¿Cómo entenderá el amor de Dios si no ve amor en su casa? ¿O cómo será su relación con Dios Padre si su propio papá le da miedo o nunca está en casa?
Pero también Jesús quiere a niños de muchos años, pero con alma de niño, sencillos al rezar, al pedirle sus necesidades, al contarle sus preocupaciones y sus alegrías.
Tener el alma de niños, Jesús no puede resistirse ante un niño.
Deja que Jesús te de un abrazo, te bendiga, te imponga sus manos, acercate a Él, como si fueras un niño pequeño. Jesús te llenará de paz, de alegría y tus preocupaciones y sufrimientos serán menos, porque estás con Él, abandonalo todo en sus brazos.
Vídeos de Marcos 10:13-16
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