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Libro de Joel

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El Libro de Joel es un libro bíblico del Antiguo Testamento y del Tanaj hebreo. Se lo considera uno de los así llamados «Profetas Menores» (en relación a la extensión del texto, no a la importancia de su contenido) y se encuentra ubicado, en las biblias cristianas, entre los libros de Oseas y Amós.

¿Quién escribió este libro?

El libro comienza con una breve declaración en la que se atribuye el libro a “Joel hijo de Petuel” (Joel 1:1), que era un profeta del Reino del Sur, o Judá.

¿Cuándo y dónde se escribió?

No sabemos con exactitud cuándo vivió Joel ni cuándo profetizó al reino de Judá. “Pudo haber sido en el período comprendido entre el reinado de Joás, antes del año 850 a.C., y el regreso de la tribu de Judá de su cautiverio en Babilonia” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Joel”; scriptures.lds.org). No sabemos con exactitud dónde se escribió el libro de Joel.

Resumen:

 Una terrible plaga de langostas es seguida por una severa hambruna a través de la tierra. Joel usa estos acontecimientos como catalizador para enviar palabras de advertencia a Judá. A menos que la gente se arrepienta rápida y completamente, los ejércitos enemigos devorarán la tierra como lo hicieron los elementos naturales. Joel exhorta a todo el pueblo y a los sacerdotes de la tierra a ayunar y humillarse mientras buscan el perdón de Dios. Si ellos respondieren, habrá renovadas bendiciones materiales y espirituales para la nación. Pero el Día del Señor se acerca. En este tiempo, las temidas langostas, parecerán como mosquitos en comparación, mientras todas las naciones reciben Su juicio.

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El tema principal del libro de Joel es el Día del Señor, el Día de la ira y del juicio de Dios. Este es el Día en el cual Dios revela Sus atributos de ira, poder, y santidad, y es un día terrible para Sus enemigos. En el primer capítulo, el Día del Señor es experimentado históricamente por la plaga de langostas sobre la tierra. Capítulo 2:1-17 es un capítulo transicional en el cual Joel usa la metáfora de la plaga de langostas y la sequía para renovar un llamado al arrepentimiento. Los capítulos 2:18-3:21 describen el Día del Señor en términos escatológicos y responde al llamado al arrepentimiento, con profecías de restauración física (2:21-27), restauración espiritual (2:28-32), y restauración nacional (3:1-21).

Referencias Proféticas:

Siempre que en el Antiguo Testamento se habla del juicio por el pecado, ya sea un pecado individual o nacional, se profetiza el advenimiento de Jesucristo. Los profetas del Antiguo Testamento advierten continuamente a Israel que se arrepienta, pero aún cuando ellos lo hicieron, su arrepentimiento estaba limitado a la observancia de la ley y a las obras. Los sacrificios de su templo eran solo una sombra del último sacrificio, ofrecido una vez y para siempre, el cual vendría a la cruz (Hebreos 10:10). Joel describe el último juicio de Dios, el cual sucederá en el Día del Señor, diciendo “…grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo?” (Joel 2:11). La respuesta es que nosotros, por nosotros mismos, nunca podremos soportar tal suceso. Pero si hemos puesto nuestra fe en Cristo para la expiación de nuestros pecados, no tenemos nada que temer del Día del Juicio.

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Bosquejo

Joel 1 Joel describe un desastre natural causado por una plaga de langostas. Llama al pueblo a ayunar y a congregarse en el templo, en asamblea solemne, para suplicar al Señor que los libere.

Joel 2 Joel describe el “día del Señor” y la guerra y la desolación que lo acompañarán y entonces pregunta: “¿Y quién podrá soportarlo?” (Joel 2:11). El Señor contesta diciéndole al pueblo que vuelva a Él con todo su corazón. Joel profetiza de algunas de las bendiciones que dará a Su pueblo en los últimos días.

Joel 3 Joel profetiza sobre los últimos días y afirma que toda nación en el mundo estará en guerra poco antes de la Segunda Venida. El Señor morará con Su pueblo cuando vuelva de nuevo.

Enseñanzas

Sin arrepentimiento, el juicio será duro, total, y seguro. Nuestra confianza no debe estar en nuestras posesiones, sino en el Señor nuestro Dios. A veces, Dios puede usar la naturaleza, el dolor, u otros sucesos comunes para acercarnos a Él. Pero en Su misericordia y gracia, Él ha provisto el plan definitivo para nuestra salvación –Jesucristo, siendo crucificado por nuestros pecados y cambiando nuestro pecado por Su perfecta justicia (2 Corintios 5:21). No hay tiempo que perder. El juicio de Dios vendrá de repente, como un ladrón en la noche (1 Tesalonicenses 5:2), y debemos estar preparados. Hoy es el día de salvación (2 Corintios 6:2). “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isaías 55:6-7). Solo apropiándonos de la salvación de Dios, podremos escapar de Su ira en el Día del Señor.

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