¿Quién escribió este libro?
El apóstol Pablo es el autor de la Epístola a los Romanos (véase Romanos 1:1). Al escribir esta epístola, Pablo empleó la ayuda de un escriba, Tercio, el cual escribió su propio saludo a los santos romanos cerca del final de la epístola (véase Romanos 16:22).
¿Cuándo y dónde se escribió?
Pablo escribió su Epístola a los Romanos en Corinto, cerca del fin de su tercer viaje misional. Varias indicios sugieren que escribió esta epístola durante los tres meses que permaneció en Corinto (véase Hechos 20:2–3; la palabra Grecia en estos versículo se refiere a Corinto), probablemente entre los años 55 y 56 d. C..
Resumen del libro
Pablo estaba entusiasmado con la idea de poder ministrar al fin en esta iglesia, y todos estaban bien enterados de este hecho (Romanos 1:8-15). La carta a los Romanos fue escrita desde Corinto justo antes del viaje de Pablo a Jerusalén para llevar las ofrendas que le habían sido entregadas para los pobres de allá. Él había intentado ir a Roma y posteriormente a España (Romanos 15:24), pero sus planes fueron interrumpidos cuando fue arrestado en Jerusalén. Eventualmente él iría a Roma pero como prisionero. Febe, quien era un miembro de la iglesia en Cencrea cerca de Corinto (Romanos 16:1), es quien probablemente llevó la carta hasta Roma.
El libro de Romanos es principalmente una obra de doctrina y puede ser dividido en cuatro secciones: la necesidad de justicia, 1:18—3:20; la justificación provista, 3:21—8:39; la justicia vindicada, 9:1—11:36; la justicia practicada, 12:1—15:13. El tema principal de esta carta es obviamente – la justificación. Guiado por el Espíritu Santo, Pablo primeramente condena a todos los hombres por su pecaminosidad. Él expresa su deseo de predicar la verdad de la Palabra de Dios a aquellos que estaban en Roma. Era su esperanza que ellos permanecieran en el camino correcto. Señala enérgicamente que no se avergüenza del evangelio (Romanos 1:16), porque es el poder mediante el cual todos son salvados.
El libro de Romanos nos habla acerca de Dios, quién es Él y lo que Él ha hecho. Nos habla de Jesucristo, de lo que Él logró con Su muerte. Nos dice acerca de nosotros mismos, de lo que éramos sin Cristo y lo que somos después de haber confiado en Cristo. Pablo señala que Dios no demandó que los hombres hubieran ya enderezado sus vidas antes de venir a Cristo. Mientras que aún éramos pecadores, Cristo murió en la cruz por nuestros pecados.
¿Cuáles son algunas de las características distintivas de este libro?
Después de la salutación inicial, la epístola comienza con un resumen de su idea central: “… el Evangelio de Cristo… es poder de Dios para salvación” a todo aquel que vive por la fe en Jesucristo (Romanos 1:16–17).
Aunque la Epístola de Pablo a los Romanos ha desempeñado un papel importante en la historia de la cristiandad, lamentablemente también ha sido “fuente de mayor confusión, malinterpretación y daño que cualquier otro libro bíblico”, según el élder Bruce R. McConkie, del Cuórum de los Doce Apóstoles (Doctrinal New Testament Commentary, 3 tomos, 1965–1973, tomo II, pág. 211). Aun entre los primeros cristianos, los escritos de Pablo se consideraban “difíciles de entender”, y sus enseñanzas en ocasiones se distorsionaban y malinterpretaban (2 Pedro 3:15–16).
Reflexión que nos deja el libro
El libro de Romanos deja en claro que no hay nada que podamos hacer para salvarnos a nosotros mismos. Cada “buena” obra que hayamos hecho alguna vez, es como un trapo inmundo ante Dios. Así que tenemos sobre nosotros la sentencia de muerte por nuestras transgresiones y pecados, de la que solo la gracia y misericordia de Dios puede salvarnos. Dios expresó esa gracia y misericordia al enviar a Su Hijo, Jesucristo, a morir en la cruz en nuestro lugar. Cuando entregamos nuestras vidas a Cristo, ya no somos controlados por nuestra naturaleza de pecado, sino que somos controlados por el Espíritu. Si confesamos que Jesús es el Señor, y creemos que Él fue levantado de los muertos, somos salvados, nacidos de nuevo. Necesitamos vivir nuestras vidas como una ofrenda a Dios, como un sacrificio vivo para Él. La adoración del Dios que nos salvó, debe ser nuestro más alto deseo. Tal vez la mejor aplicación de Romanos sería aplicar Romanos 1:16 y no avergonzarnos del evangelio. En vez de ello, ¡seamos todos fieles en proclamarlo!
Vídeos de Libro de Romanos
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