La biblia nos enseña sobre la muerte
La pérdida de una persona significativa en nuestras vidas produce sentimientos negativos, los cuales muchas veces nos llevan a tener pensamientos dañinos. Eclesiastés 3 dice que hay tiempo para llorar y también para reír, por lo cual no debemos subestimar el tiempo de duelo. Tener un momento para llorar la muerte de alguien es importante, pero también es crucial que aprendamos a encontrar esperanza en medio del dolor.
La Biblia dice que las personas que deciden aceptar a Jesús como su salvador y siguen sus enseñanzas, tienen un lugar especial junto a Él en el cielo. Esta promesa cambia nuestra perspectiva con respecto a la muerte, pues ya no se convierte en el fin, sino en el principio de una nueva vida feliz junto a Dios
Versículos de la Biblia sobre la Muerte
Juan 11:25-26
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Romanos 14:8
Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.
Salmos 23:4
Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Filipenses 1:21
Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
1 Tesalonicenses 4:16-17
Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Cantares 8:6
Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; Porque fuerte es como la muerte el amor; Duros como el Seol los celos; Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.
Romanos 8:38-39
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
1 Corintios 15:22
Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
Filipenses 1:23-24
Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.
Romanos 8:38–39
Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
1 Corintios 15:51–57
Así que les digo un misterio: no todos dormiremos (moriremos), pero todos seremos transformados en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final. Pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: “Devorada ha sido la muerte en victoria. “¿Donde esta, oh muerte, tu victoria? ¿Donde, oh sepulcro, tu aguijón?” El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley; pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Juan 11:25–26
Jesús le contestó: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”
Juan 3:16
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito (único), para que todo aquél que cree en El, no se pierda, sino que tenga vida eterna.
1 Corintios 2:9
“Cosas que ojo no vio, ni oido oyo, ni han entrado al corazon del hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que Lo aman.”
Apocalipsis 1:17–18
Cuando Lo vi, caí como muerto a Sus pies. Y El puso Su mano derecha sobre mí, diciendo: “No temas, Yo soy el Primero y el Ultimo, y el que vive, y estuve muerto. Pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del Hades (región de los muertos).
Apocalipsis 14:13
Entonces oí una voz del cielo que decía: “Escribe: ‘Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor.’ ” “Sí,” dice el Espíritu, “para que descansen de sus trabajos, porque sus obras van con ellos.”
Romanos 14:7–9
Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo. Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. Porque para esto Cristo murió y resucitó, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos.
Filipenses 1:21–23
Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia. Pero si el vivir en la carne, esto significa para mí una labor fructífera, entonces, no sé cuál escoger. Porque de ambos lados me siento apremiado, teniendo el deseo de partir y estar con Cristo, pues eso es mucho mejor.
2 Timoteo 4:7–8
He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman Su venida (manifestación).
Apocalipsis 21:4
“El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.”
Santiago 1:12
Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado (ha pasado la prueba), recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que Lo aman.
1 Corintios 15:42–44
Así es también la resurrección de los muertos. Se siembra un cuerpo corruptible, se resucita un cuerpo incorruptible; se siembra en deshonra, se resucita en gloria; se siembra en debilidad, se resucita en poder; se siembra un cuerpo natural, se resucita un cuerpo espiritual. Si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual.
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