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Libro de Isaías

Isaias
El Libro de Isaías (en hebreo, ספר ישעיהו‎‎, sɛ.fɛr jə.ʃaʕ.ˈjɑː.hu) es el primero de los Nevi’im en el Tanaj judío y el primero de los Profetas Mayores en la Biblia cristiana.​ El libro es identificado por un sobrescrito como la obra del profeta del siglo VIII a. C. Isaías ben Amoz. La visión tradicional sostiene que todo el libro de Isaías fue escrito por el mencionado profeta, postura que se refleja en los primeros autores cristianos y que ellos mismos atribuyen a Jesús de Nazaret. ​ Esta fue la opinión de los rabinos y las iglesias cristianas de manera unánime hasta el siglo XIX, y sigue siendo sostenida por los autores fundamentalistas.​

Antecedentes importantes de Isaías

Isaías vivió y profetizó aproximadamente desde el 740 hasta el 700 a. de J.C. Durante ese tiempo, los asirios conquistaron el Reino del Norte de Israel. El Reino del Sur de Judá, donde vivía Isaías, se hallaba bajo tributo a Asiria y con posibilidades de ser destruido. No obstante, se salvó debido a que Ezequías, rey de Judá, obedeció los consejos de Isaías. Además, éste advirtió a los de Judá que debían continuar arrepintiéndose o serían destruidos, pero por Babilonia en lugar de Asiria.

Isaías es el profeta que habla más que cualquier otro autor del Antiguo Testamento sobre la primera y la segunda venida de Jesucristo. Su manera de enseñar es única e inspirada y muchas de sus profecías se aplican no sólo a su época sino también a la de Jesucristo, a nuestros días y a tiempos futuros. A veces, el mismo versículo o grupo de versículos se puede aplicar a más de un período.

¿Quien escribio el libro de isaias?

 El primer Isaías

Es el responsable de la escritura de los capítulos 1 al 39. También se le conoce como “proto Isaías”. El autor nació en Jerusalén hacia el 760 a.C. cuando el imperio asirio dominaba el Medio Oriente. Creció en el seno de una familia que le dio una refinada educación cultural y religiosa. A los 20 años recibió la llamada de Dios, para predicar. Se casó y tuvo dos hijos. Su vida la dedicó a la misión profética.

En 722 a.C. los asirios conquistaron Samaria que produce una gran crisis en Israel que provoca la caída del reino del Norte. En el reino del Sur el rey Ezequías (727-689 a.C.) se une a otros reyes de la región para detener la avanzada de Asiria. Esto provoca la reacción de los invasores que someten a Judá a su vasallaje y en 701 a.C. estuvieron a punto de destruir Jerusalén.

El contexto histórico en el que vive el primer Isaías influye de manera decisiva en su misión profética que se prolonga, con algunas interrupciones, a lo largo de 40 años. En sus oráculos de condena exponen las falsas expectativas de los gobernantes de Israel que ponen su fe en las alianzas con los reyes de la región y no en Señor.

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Isaías compuso la parte fundamental del texto, pero los especialistas consideran que en parte de su la elaboración participaron algunos de sus discípulos y también el editor que organizó todo el material. La obra es un todo en la que se distinguen seis partes:

  1. Oráculos sobre Israel y Judá (1-12) época de su juventud
  2. Oráculos contra las naciones extranjeras (13-24) ya en su edad madura
  3. Gran escatología (24-27) que se añaden en fecha muy posterior
  4. Oráculos contra Judá (28-33),  fruto de su ministerio tardío
  5. Pequeña escatología de Isaías (34-35), una visión de Sión una adición posterior
  6. Apéndice histórico (36-39) eventos de la vida de Isaías y partes tomadas de II Reyes, 18-20.

El mensaje gira en torno a tres temas:

  1. Su propia vocación. Su misión profética lo ha puesto ante la realidad de la grandeza de Dios, pero también de la miseria humana. El pecado se supera mediante el arrepentimiento y la conversión. A la Santidad se accede en la búsqueda permanente de la amistad con Dios.
  2. Injusticia social. Se hace presente en los más pobres y débiles. El profeta denuncie con fuerza y de manera permanente la riqueza, la codicia, la injusticia y la opresión de los poderosos.
  3. La política internacional. La situación que vive Israel lo obligan a ser realista y a tomar posición a favor de la sobrevivencia del pueblo.

El segundo Isaías

Escribe los capítulos 40 al 54. También se le conoce como “deutero Isaías”. La acción se traslada de Jerusalén a Babilonia. Ya han pasado dos siglos del primer Isaías. El nuevo profeta es también un hombre culto y religioso. Anima y acompaña a los judíos que viven en el exilio.

La situación en el Medio Oriente está a punto de cambiar y es cuando el segundo Isaías inicia su misión profética. El imperio babilónico de Nabucodonosor (605-562 a.C.), que había sustituido al imperio asirio se debilita. En 550 a.C. el rey persa Ciro consigue sus primeras victorias y se alista, para conquistar Babilonia.

En 537 a.C. Ciro derrota al Ejército babilónico y se convierte en el rey más poderoso del Medio Oriente. Dentro de sus primeras medidas está la liberación de todos los pueblos esclavizados por los reyes de Babilonia. Es así que los judíos pueden regresar a su tierra.

Los estudiosos ubican al segundo Isaías como un gran teólogo y también un extraordinario poeta que domina el lenguaje y los distintos géneros de la predicación profética: oráculos, himnos, diatribas y cantos. La obra se divide en cuatro partes:

  1. Prólogo (1-11)
  2. Primera parte (40-48) se habla de la liberación de Babilonia y el regreso a Israel
  3. Segunda parte (49-55), trata de la restauración de Jerusalén y la misión de los siervos del Señor
  4. Epílogo (55).

El mensaje gira en torno a la palabra de Dios, que es el personaje central y tiene un doble sentido:

  • Palabra liberadora. Anuncia el nuevo éxodo. El Señor rescata a su pueblo de Babilonia y lo lleva de regreso. Transitan por el desierto a la tierra prometida. El Dios de la liberación es el de las promesas cumplidas.
  • Palabra consoladora. El amor y la misericordia de Dios trasforman la realidad y la conduce a la plenitud. Los desterrados regresan a la nueva Jerusalén que es la casa de la justicia y la fraternidad. La palabra ofrece también la esperanza a todo el pueblo porque el Señor se compromete hacerlo partícipe de su salvación.
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El tercer Isaías

Es el responsable de los capítulos 56 al 66. También se le conoce como “trito Isaías”. Ya han pasado dos siglos del segundo Isaías. Los primeros repatriados de Babilonia encuentran una Palestina en ruinas. El desánimo se extiende y los trabajos de reconstrucción avanzan con lentitud. La libertad largamente esperada solo se hace presente en el ámbito religiosos, pero no en mejores condiciones de vida.

Frente a esta realidad la comunidad se divide. De un lado están los judíos que regresan del exilio y de otro los que permanecieron en su tierra y con el tiempo asumieron otras costumbres. Los extranjeros que se habían asentado en la Palestina no ven con buenos ojos a los recién llegados. El tercer Isaías inicia su tarea profética en el marco de esta realidad.

Existen semejanzas con el segundo Isaías en los temas tratados y en el uso de los géneros proféticos, pero tiene una personalidad propia. La obra se divide en cuatro partes:

  1. Oráculos de denuncia y temas culturales (56-59)
  2. La nueva Jerusalén y su restauración (60-62)
  3. Juicio de las naciones y meditación histórica (63-64)
  4. Escatología: restauración, nueva creación y reunión de todos los pueblos (65-66).

El mensaje se estructura en torno a la palabra orientadora que debe pronunciar el profeta ante cuatro tipos de problemas:

  1. Decepción y desánimo. El regreso a la tierra prometida no se traduce en una liberación plena. Señala al pecado como la cusa principal, de que esto no suceda. Es necesario renovar la fidelidad a Dios.
  2. Idolatría. Ataca las desviaciones del pueblo y la presencia de ídolos y dioses falsos. Solo hay un Dios verdadero.
  3. División de la comunidad. Ante la realidad de la ruptura de la comunidad proclama que es incompatible la alianza con la existencia de la división del pueblo. El auténtico amor a Dios pasa por la aceptación y acogida del prójimo.
  4. Aceptación de los extranjeros. Los extranjeros deben ser acogidos como miembros de la comunidad de pleno derecho. Son nuevos tiempos.

Los especialistas consideran al libro de Isaías como un gran clásico de la poesía bíblica, pero también de la literatura oriental. En la construcción del texto se utiliza un lenguaje claro, vigoroso, sobrio y elegante. Los tres autores son hombres de refinada cultura y un profundo sentido religioso. En sus escritos, elaborados en distintas épocas históricas, hay una composición precisa y llena de imágenes literarias novedosas en el género profético.

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En el reinado de Tolomeo II Filadelfo (285-245 a. C.) se inicia la traducción del Antiguo Testamento del hebreo y arameo al griego. Es el texto que se conoce como la Septuaginta. Toma el nombre de los supuestos setenta sabios judíos que vivían en Alejandría (Egipto) y que son los traductores del texto.

Los primeros libros que se traducen son los que integran la Torá que corresponden a los cinco primeros libros del actual Antiguo Testamento que se conoce como Pentateuco. El resto del Antiguo Testamento fue traducido a lo largo de un proceso de muchos años. Los expertos estiman que la traducción del Libro de Isaías se hizo entre 150 y 130 a.C.

 Resumen:

El Libro de Isaías revela el juicio y la salvación de Dios. Dios es “santo, santo, santo” (Isaías 6:3), y, por tanto, Él no puede permitir que el pecado quede impune (Isaías 1:2; 2:11-20; 5:30; 34:1-2; 42:25). Isaías describe el juicio venidero de Dios como un “fuego consumidor” (Isaías 1:31; 30:33).

Al mismo tiempo, Isaías comprende que Dios es un Dios de misericordia, gracia, y compasión (Isaías 5:25; 11:16; 14:1-2; 32:2; 40:3; 41:14-16). La nación de Israel (tanto Judá como Israel) es ciega y sorda a los mandamientos de Dios (Isaías 6:9-10; 42:7). Judá es comparado con una viña que debe ser, y será pisoteada (Isaías 5:1-7). Solo por Su misericordia y Sus promesas a Israel, Dios no permitirá que Israel o Judá sean completamente destruidas. Él traerá restauración, perdón, y sanidad (43:2; 43:16-19; 52:10-12).

Más que ningún otro libro en el Antiguo Testamento, Isaías se enfoca en la salvación que vendrá a través del Mesías. Un día, el Mesías regirá con justicia y juicio (Isaías 9:7; 32:1). El reinado del Mesías traerá paz y seguridad a Israel (Isaías 11:6-9). A través del Mesías, Israel será una luz para todas las naciones (Isaías 42:6; 55:4-5). El reino del Mesías en la tierra (Isaías capítulos 65-66) es la meta hacia la cual señala todo el Libro de Isaías. Es durante el reinado del Mesías que la justicia de Dios será totalmente revelada al mundo.

En una aparente paradoja, el Libro de Isaías también presenta al Mesías como uno que sufrirá. Isaías capítulo 53 describe vívidamente el sufrimiento del Mesías por el pecado. Es a través de Sus heridas que se alcanza la sanidad. Es a través de Su sufrimiento que nuestras iniquidades son borradas. Esta aparente contradicción se resuelve en la Persona de Jesucristo. En Su primera venida, Jesús fue el siervo sufriente de Isaías capítulo 53. En Su segunda venida, Jesús será el Rey conquistador y soberano, el Príncipe de Paz (Isaías 9:6).

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