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Historia de Zaqueo

Zaque lucas 19:1-10
Zaqueo era un jefe de los publicanos de Jericó que se convirtió en seguidor de Jesús. La historia de Zaqueo en la Biblia se recoge en Lucas 19:1-10, y destaca su genuino arrepentimiento. Además, este relato bíblico muestra cómo el Señor Jesús se mezcló con personas despreciadas por la sociedad religiosa de la época.

¿Quién era Zaqueo el publicano?

Zaqueo vivía y trabajaba en el distrito de Jericó. Por esa región pasaban importantes rutas comerciales, que también contaban con un palacio herodiano. De hecho, Herodes el Grande y su hijo Arquelao realizaron importantes obras en esa región.

Según Flavio Josefo, Jericó era también un importante centro de producción de palmeras y bálsamos. El ungüento derivado del bálsamo de Jericó era muy deseado en aquella época. Todo esto significa que esa zona era una fuente muy importante de impuestos. Jericó era una de las tres principales recaudaciones de impuestos en Palestina, y Zaqueo era uno de los principales responsables de esa recaudación.

Como se ha dicho, la Biblia dice que era un "jefe de los publicanos". Esta denominación traduce el griego architelones, lo que indica que era un subcontratista de otros coleccionistas. Por lo tanto, Zaqueo tenía bajo su supervisión a algunos recaudadores encargados de cobrar los impuestos indirectos para el gobierno romano. Esto significa que Zaqueo era un hombre importante, una persona prominente en su región. Por eso el texto bíblico completa la información diciendo que era un hombre rico. Descubre más sobre quiénes eran los publicanos.

El encuentro de Jesús con Zaqueo

Zaqueo aparece en la narración bíblica como alguien que estaba muy ansioso por conocer al Señor Jesús. Cuando se enteró de que Jesús pasaba por su pueblo, buscó verlo a toda costa.

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Pero el problema era que Zaqueo era de baja estatura, y debido a la multitud no podía ver al Maestro. Así que, sin tener en cuenta su posición social, se subió a un sicómoro para ver pasar a Jesús.

Cuando Jesús se acercó a donde estaba Zaqueo, enseguida le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy me hospedo en tu casa" (Lucas 19:5). La Biblia dice que Zaqueo bajó rápidamente y recibió a Jesús con gusto.

Es interesante observar que, a pesar de la ansiedad de Zaqueo por querer ver a Jesús, parece que se sorprendió de que la iniciativa de su contacto viniera del propio Señor, y no de él. Esto significa que Zaqueo deseaba verlo, pero era Jesús quien lo buscaba. Además, Jesús no pidió permiso a Zaqueo para quedarse en su casa. Tampoco propuso la posibilidad de reunirse. Literalmente, el Señor dijo simplemente: "hoy me quedaré en tu casa".

Ante la actitud de Jesús, toda la gente comenzó a quejarse. Estaban indignados porque Jesús había dicho que visitaría la casa de Zaqueo. Los judíos odiaban a los publicanos. Consideraban a los recaudadores de impuestos como ladrones, extorsionadores y traidores. Pero Jesús había prometido desembarcar en la misma casa del jefe de los recaudadores de impuestos. ¡Jesús buscaba a uno de los hombres más odiados de esa ciudad!

Jesús en casa de Zaqueo

En su encuentro con Jesús, Zaqueo demostró realmente la naturaleza de su genuino arrepentimiento. Este arrepentimiento no se quedó sólo en la teoría, ni se limitó a palabras vacías. Reveló este arrepentimiento en la práctica al declarar que regalaba la mitad de sus bienes a los pobres en esa misma hora. No trataba de obtener la salvación por medio de buenas obras, sino que simplemente ponía ante Jesús su ofrenda de acción de gracias.

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Pero Zaqueo no se detuvo allí. Se comprometió a devolver el cuádruple de la cantidad que hubiera defraudado a alguien. Normalmente la Ley Mosaica exigía que en una restitución se añadiera una quinta parte de la cantidad a devolver como tipo de interés (Levítico 6:1-5; Números 5:7). Sin embargo, Zaqueo decidió hacer aún más que eso. No ofreció una quinta parte de aumento en su restitución, sino cuatro veces más.

Considerando el hecho de que dio la mitad de sus posesiones a los pobres, y declaró en presencia de todos tan generosa restitución, parece claro que Zaqueo había sido deshonesto durante toda su vida. Directa o indirectamente, el jefe de los recaudadores de impuestos había permitido una recaudación excesiva.

Muchas personas se esfuerzan por demostrar que Zaqueo no era un extorsionador, como si Cristo no hubiera podido despreciar a un corrupto. Sin embargo, todo el contexto de la historia de Zaqueo apunta en otra dirección. Ese día, Jesús mostró compasión a alguien que ciertamente no la merecía. Sí, Jesús entró en una casa en la que nadie más del pueblo querría entrar.

Transformación: Zaqueo decide dar la mitad de sus bienes a los pobres.

Arrepentimiento: Zaqueo pasa por un análisis de conciencia y se compromete a devolver cuatro veces más a la gente, si en algún momento les ha defraudado.

Zaqueo pudo escuchar de Jesús las dulces palabras: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre es hijo de Abraham" (Lucas 19:9). Jesús no dijo que en la casa de Zaqueo hubiera entrado la mera comodidad, la alegría superficial o la prosperidad terrenal y pasajera. Fue claro al decir que la salvación, nada menos, había entrado en su casa. Zaqueo y los demás en ese hogar estaban ante la mayor bendición que podían recibir

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La historia de Zaqueo termina con la confirmación de Jesús de que fue Él quien se encontró con el jefe de los publicanos, y no al revés. Dijo: "Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido" (Lucas 19:10). Jesús buscó, encontró y salvó a Zaqueo. El Buen Pastor había encontrado una de sus ovejas perdidas (Lucas 15:1-7). Pocos días después, Aquel a quien Zaqueo recibió en su casa, derramaría su sangre y daría su vida también por él.

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